miércoles, 4 de abril de 2012

HACIENDO MERITOS PARA QUE MI EMPRESA SE VAYA A PIQUE


Desde la experiencia de muchos años asesorando a socios de Empresas Familiares, siempre he admirado la figura del Fundador o del líder de estas empresas. Sin embargo, de modo simultáneo, me ha resultado difícil de comprender la resistencia interna de éstos a dejarse asesorar en cómo establecer las adecuadas reglas de juego entre la empresa y la familia.  Y esto, a pesar de que muchos amigos y conocidos están siendo víctimas de esta resistencia.

Todos conocemos que la empresa familiar ha de superar períodos críticos y sortear muchos riesgos, especialmente cuando se produce la incorporación al poder de una nueva generación. Pero, no todos tenemos presente que la causa del cierre del 60% de las empresas familiares se debe a las malas relaciones entre familia-empresa y entre socios familiares; sólo el 40% restante se debe a otras causas, como falta de liquidez, obsolescencia, etc…

Me vienen a la mente lo que en nuestra jerga llamamos “grandes trampas de la empresa familiar”. Nos referimos a trampas tan reales como las que se ponían en el monte y que, en el caso que nos ocupa, acechan a los empresarios familiares. Cuando éstos se dan cuenta, el cepo les ha destrozado el tobillo.
Concretamente me refiero a dos de aquéllas:
1ª) “Las relaciones empresa-familia y familiares entre sí es un tema importante, pero no urgente. Puede esperar”. Y, mientras esperamos, los problemas de relación se enconan y la empresa empieza su caída. Cuando se convierten en urgentes, la solución es realmente complicada.
2ª) “Yo conozco esta empresa y esta familia como nadie. ¿Qué me va a enseñar a mí alguien que viene de fuera?” Este modo de pensar sería un suicidio, como si de nuestra salud se tratara y no acudiéramos al médico. La misma gravedad y trascendencia tienen estas ideas en el marco de la Empresa Familiar. Si alguien tiene dudas y quiere salir de ellas, basta con que observe la cantidad de empresas familiares que cierran, dejan divididas a las familias y a numerosos empleados en la calle.

Lo curioso del caso es que todos los problemas que se producen en la realidad de una empresa han sido estudiados en profundidad y, en términos médicos, sólo necesitan ciertos cambios, alguna cirugía y casi nunca convalecencia.

Para ello, se requiere primero que una persona, experta en la problemática y también en las posibilidades de la empresa familiar, sepa captar en profundidad los problemas y las competencias presentes en todas las personas implicadas en el negocio familiar. Después, mediante conversaciones individuales y colectivas, irá buscando y desarrollando los puntos de acuerdo, para finalmente proponer unas “reglas de juego” que regulen las relaciones familia-empresa e interfamiliares; y lo más importante, lograr el consenso, como único camino para que la familia esté más unida y la empresa más profesionalizada.

¿Es esta una tarea compleja? Desde luego, tanto como una peritonitis o una neumonía en una persona. Pero, bastan la presencia de un especialista y los medicamentos adecuados para que la enfermedad sea sólo un mal sueño.  
 
José Alamo Ramírez
Asesor de Empresas Familiares
Coach Ejecutivo y Coach Personal
 

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